Este es el primer libro que defendió que los trabajadores tuvieran la libertad de decidir por ellos mismos. Una década después, cuando se publicó la traducción española, ha creado toda una filosofía corporativa, el de las llamadas «empresas liberadas», que vinculan su éxito a una cultura de libertad y el respeto. Por su parte, los líderes libertadores se caracterizan por escuchar más que hablar, compartir su visión a fin de que la gente la haga suya, crear un entorno en el que los empleados puedan crecer/gozar de autonomía y, sobre todo, alertas para ser garantes de esa cultura. Los ejemplos de los que habla, Gore-tex o Favi, son las que integrarán un lustro después el estudio de Laloux en Reinventando las Organizaciones. El libro hace una distinción entre las empresas del cómo y las del por qué. En la mayoría, se pasan el tiempo explicando a los empleados cómo tienen que trabajar mientras que las segundas se preguntan ¿por qué haces lo que haces?, sin importar tanto el cómo. Otra importante recomendación es la tratar la enfermedad frente a la costumbre de tratar los síntomas. Los líderes son libertadores porque liberan a los trabajadores de una cultura opresora. En vez de mandar, hacen preguntas poderosas (¿tú que propones?) o respuestas empoderadoras (Eres la persona capacitada para resolverlo. Estoy seguro de que, si te tomas un rato, hallarás la solución). Lectura que, pese a la década desde su publicación, sigue siendo motivadora.