¿Por qué todo el mundo se quiere ahora transformar en Agile? ¿Qué me va a aportar Scrum? ¿Cómo puedo empezar a partir de mañana a usarlo?
Pero hay algunas cosas que deberías saber ya. En este post te voy a contar las 7 grandes razones por las que Scrum se está comiendo el mundo.
Uno de los inventores de Scrum, Jeff Sutherland, comenzó a usar este nuevo y revolucionario modelo organizativo con una única aspiración: acabar los proyectos a tiempo. Antes se planificaba, se planificaba, se planificaba y, luego, no dejaban de aparecer improvistos que lo retrasaban todo. Y, cuando decimos alargar los proyectos, estamos diciendo salirnos de presupuesto.
¿Quién no ha sufrido una obra en casa que se demoró hasta sacarnos de quicio? En cambio, cómo agradecemos cuando se hace en verano, y al volver de vacaciones, ya está hecho lo más gordo, y luego ya hay que ir a los detalles. Esa es la filosofía de Scrum.
La premisa no es hacer todo, sino todo lo que de verdad se va a usar. Empezar por las zonas más transitadas. Y, sobre todo, que el cliente pueda empezar a usar lo que necesita desde el principio, e ir mejorando poco a poco, según sus necesidades. Por eso el scrum triunfa, cambiando la forma de hacer software, pero también las obras de casa.
Lo reconozco el título de este post es una copia. La frase original fue: «El software se está comiendo el mundo». La pronunció Marc Andreessen hace ya unos cuantos años. Tuvo mucho éxito porque simbolizaba cómo el mundo digital se ha engullido al analógico.
Las metodologías ágiles nacieron para ser más eficientes en el desarrollo de software, si bien su aplicación es universal a cualquier producto y servicio. En la medida que los productos y servicios se ofrecen a través de apps para el móvil o en la página web, se convierten en productos de software. Y, ya no hay nadie que discuta que Scrum, si está bien hecho, es imbatible en el desarrollo de líneas de código.
Y, en la medida que ya todo es software, todo es scrum (o incluso kanban, su primo agile). Por eso, la transformación digital de las empresas ha empezado por el departamento de IT, pero se ha extendido a otros departamentos, para alcanzar a toda la organización. Y están apareciendo adecuaciones a cada departamento, como el Agile HR, o el Agile Marketing.
Hasta las organizaciones que no hacen Scrum, u otras metodologías Agile, han copiado la práctica de las retrospectivas. Si hay que hablar de alguna gran aportación, es ésta.
Cada cierto tiempo, los equipos reflexionan sobre su forma de trabajar y lo que les está retrasando. Miran lo que están haciendo bien y lo que pueden mejorar. Sin perder tiempo en buscar culpables, el gran deporte mundial no olímpico. Lo importante es aprender rápido, ver los fallos rápidos, corregir rápido.
Esta imagen, la vi en la serie Jack Ryan. Es la élite de la CIA preparándose para capturar al jefe de los malos. No sólo ensayan. Después de cada ejercicio, se reúnen para ver lo que mejorar. Una retrospectiva de Scrum. En definitiva, lo que Scrum intenta es examinar el sistema que produjo el fallo y arreglarlo. Buscar la solución antes que el culpable. Lo que, por otra parte, es la mayor de las pérdidas de tiempo.
No es sólo una frase de marketing, o un mapa de empatía para tratar de conocer mejor al cliente. Lo que hace Scrum es implicarle en el desarrollo del producto (primero software, pero ahora se extiende al resto de productos y servicios). Es el cliente/usuario el que da su punto de vista, no el de cualquier jefe de arriba, que le interpreta.
En un mercado volátil e incierto, la excesiva planificación ya no tiene sentido. Preguntarle directamente a quién lo va a consumir es la mejor (quizá la única) forma de saber si nuestra hipótesis va a tener salida en el mercado. Y, ahorrarnos un buen dinero en desarrollar cosas que no sabemos si serán utilizadas.
Si algo hace Scrum es proponer una solución en un tiempo de muchas preguntas nuevas en las que no valen las respuestas del pasado. Ante ese vacío, las metodologías ágiles cubren ese hueco. Su importancia es la de convertirse en esa referencia, en ese faro que ilumina un camino a seguir.
Esta es otra razón que, definitivamente, es toda una revolución. En las empresas los departamentos eran como clanes enfrentados. ¿Te suena? Los comerciales se llevan mal con los de operaciones porque tienen muchos fallos por lo que luego se tienen que disculpar a los clientes. Los de operaciones miran mal a los comerciales porque venden demasiado, incluso más allá de lo que pueden abarcar. Los de finanzas están cabreados con marketing porque hicieron un presupuesto a comienzos del año que no se cumple porque no llegan nuevos clientes. Los de marketing están cabreados con finanzas porque no les presupuestaron la suficiente pasta para montar la que tenían pensado. Podríamos continuar.
Scrum acaba con todo eso. Se inventó los equipos transversales. En el mismo equipo están juntos los de operaciones, ventas, marketing, finanzas, etc. En definitiva, todas las funciones que se necesitan para que el equipo trabaje de forma autónoma y sin dependencias de nadie. Se acabaron los juegos de tronos en las empresas. Cada equipo tiene una visión de lo que tiene que hacer. Y todos los equipos una visión compartida de hacia dónde hay que ir.
Pero, por encima de todo, scrum va crear grandes equipos. Para ello proponen que sean trascendentes, autónomos, multidisciplinares. Lo que Scrum busca es un equipo es la diversidad de capacidades, pensamiento y experiencia.
Scrum se basa en hacer, hacer y hacer. Ideas hay muchas, pero pocas acaban por triunfar. De eso van las metodologías ágiles, de probar si verdaderamente merecen la pena para que triunfan. En vez de morir de «perfectitis», sobrevivir de «mejorcitis».
Si crees que son argumentos convincentes, y sigue tu interés por dar los primeros pasos en Scrum, añado otros sugerentes ingredientes: convertirte en un miembro del equipo de La Casa de Papel y simula Scrum con los bloques de Lego.