Evitar el dolor
El libro de Brené Brown trata simplemente de explicar por qué hacemos eso. La razón es simple: queremos evitar a toda costa el dolor, esa tierra salvaje a la que se refiere la autora.
Si la conoces por alguna de sus famosas charlas Ted, te habrás dado cuenta que Brené Brown es una excelente comunicadora por tres razones. La primera porque todo lo que dice son las conclusiones de muchos años de investigación para comprender los entresijos del comportamiento humano. La segunda es porque quiere que su mensaje se entienda y lo explica de forma más clara y sencilla posible. La tercera es porque, siendo una experta en vulnerabilidad, no duda en mostrar sus sentimientos, lo que hace el relato más convincente.
La herida de abandono
En el fondo, todos los miedos del ser humano se resumen en dos: nadie me quiere y no estoy a la altura. Y, como de niños no sabemos cómo hacer frente a esos miedos, la mayoría de los adultos tienen una de estas dos heridas: la de abandono, por no sentirse querido, y la de vergüenza, por creerse siempre insuficiente. O las dos a la vez.
Por experiencia propia, Brown dedica el libro a la necesidad de pertenencia, que propala esa nueva pandemia mundial “que se llama Soledad”, como en la canción de Sabina. Y a esas personas que son capaces de hacer cualquier cosa con tal de sentirse queridas e integradas.
¿Cómo solemos sanar esa herida de abandono? La primera es ir a por la pastilla rápida: encubrirlo con adicciones, sacárnoslo a golpes unos a otros, sofocarlo con el éxito y los lujos materiales, o estrangularlo con nuestro odio. Pero, el dolor siempre encuentra la forma de salir a la luz.
La segunda es negar el dolor, pero, inconscientemente, se lo transmites a las personas que te rodean.
La tercera receta, a la que Brown dedica todo el libro, es “reunir el valor de reconocer el dolor y para desarrollar un nivel de empatía y compasión, hacia ti misma y hacia los demás, que te permita identificar de un modo muy especial el dolor en el mundo”. Es la única que funciona.
La única persona que, de verdad, tiene que quererme es yo mismo. La única persona que tiene que sostenerme es yo mismo. Pero, eso incluye “aventurarnos en las tierras salvajes de la inseguridad, la vulnerabilidad y las críticas”. Evitamos este camino porque no nos enseñaron cómo reconocer el dolor, cómo nombrarlo y cómo vivir con él.
Reconocer el dolor no es una debilidad, sino la mayor muestra de fortaleza posible.
Kit de supervivencia ‘Desafiando las tierras salvajes’
La buena noticia es que no entramos desnudos en esa tierra salvaje de la vulnerabilidad y el dolor. Podemos utilizar un kit de supervivencia, que consta de 7 herramientas para mejorar la confianza:
- Poner límites y respetarlos.
- Fiabilidad en tus promesas. Decir lo que dices que vas a hacer.
- Responsabilidad. Asumir mis errores y rendir cuentas.
- Discreción. Respetar las confidencias y transmitir de forma apropiada lo que sé.
- Integridad. Lo correcto sobre lo entretenido.
- No juzgar.
- Generosidad. Sobre todo, contigo mismo.
Cuando pertenecemos plenamente a nosotros mismos y creemos plenamente en nosotros mismos, hemos alcanzado el verdadero sentido de pertenencia”.
Los 4 elementos del verdadero sentido de pertenencia
La parte más sorprendente del libro es cuando desvela cómo la sociedad está sacando rédito de la necesidad de pertenencia de las personas.
# La forma más común es a través del odio, que se genera con técnicas de deshumanización del contrario, sobrepasando los límites de la integridad emocional de las personas. Son tan frecuentes, que las tenemos interiorizadas, sin darnos cuenta de sus verdaderas consecuencias. El primer elemento para re-humanizar es aproximarnos más a quién piensa lo contrario a nosotros.
# El segundo elemento es combatir la completa negación de la realidad que es construir patrañas. Lo que ahora se ha dado en llamar fake-news. Se usan como ingrediente principal para crear falsos dilemas, en los que personas con miedo obligan a la gente a posicionarse «conmigo o contra mi». La necesidad de pertenencia nos empuja a tomar partido antes que quedarnos neutrales y criticar la falsedad de que sólo haya una opción. Desvelar la maniobra dirigida a silenciar la discrepancia nos aboca a un coste personal elevado de marginación. Si nos callamos, estamos renunciando a nuestra integridad como personas.
# El tercer elemento es defender lo que se cree: «La amenaza latente de sufrir represalias si emitimos una opinión o una idea que ponga en cuestión a nuestros compañeros de búnker nos mantiene en un estado de constante ansiedad. Cuando todo lo que nos une es aquello en lo que creemos, y no lo que somos, cambiar de opinión o cuestionar la ideología colectiva puede resultar arriesgado».
# El cuarto elemento es una actitud abierta. «Podemos pasarnos la vida entera traicionándonos a nosotros mismos y prefiriendo encajar antes que mantenernos solos. Pero, una vez que nos hemos defendido a nosotros mismos y luchado por nuestras ideas, el listón está más alto. Un corazón indómito se resiste a encajar y sufre si se traiciona a sí mismo».