¿Qué es lo que queda viejo con el Teal? Básicamente, dejar de pensar que todas las personas tienen que ser iguales. La idea subyacente en el paradigma teal es que cada persona es un ser único y maravilloso y el trabajo también es un lugar para que pueda autorealizarse. De manera que también nos empuja a reinventar las personas.
En la era industrial (paradigma naranja), las personas eran piezas que se podían cambiar y sustituir en la cadena de producción. El sistema educativo tenía como objetivo «socializar» a las personas, esto es, hacerlas pasar por el aro de los cánones establecidos por la sociedad.
Como muy bien describe Laloux, las sombras de este modelo se cobran un alto precio en la vida de muchas personas, la mayoría frustradas con lo que tienen que hacer, recurriendo a adicciones o sustitutivos de ese sentido a sus vida que el trabajo no les proporciona.
Eres un ser único lleno de creatividad
La primera vez que escuché hablar de que el problema no eran las personas sino el sistema fue en esta charla Ted de Ken Robinson. En síntesis, su idea es que todas las personas tienen un don único y todo lo que necesitan para ser felices en el trabajo es encontrar lo que llama «El elemento», el lugar donde se encuentran lo que me gusta, lo que se me da bien hacer y por lo que me pagan.
Y aquí es donde en el paradigma teal dejamos de pensar que la Tierra es el centro del universo; el hecho que de cada persona sea un ser único tiene como consecuencia que nadie es más que nadie, ni tampoco menos. Es nuestro Ego el que piensa que somos mejores que otros o inferiores. En un mundo de personas únicas deja de tener sentido el compararse, eso que tanto le gusta a nuestro Ego.
Por tanto, entre seres que valen lo mismo las relaciones se convierten en equivalentes. La tecnología, en especial Internet, es el mayor ejemplo y catalizador de esto. Todos nos encontramos a un click de distancia. En Internet, no hay una sola persona que controle todo o tenga respuesta para todo. La inteligencia se encuentra distribuida, en red.
No obstante, el paradigma teal no se inspira tanto en Internet como en la naturaleza, en la que ningún elemento controla a nadie (Auto-organización), todo está regulado por la energía externa del Sol (Propósito evolutivo) y todos los elementos responden automáticamente a las circunstancias.
El ejemplo más claro es el pulpo, en el que cada una de sus ocho patas tiene un cerebro propio para que tengan total autonomía y el noveno cerebro o central no es tanto un jefe a la vieja usanza como un líder facilitador de distribuir la inteligencia distribuida en el resto de cerebros. En cierta forma, el futuro del trabajo es convertirse en un pulpo.
La necesidad de personas originales
Las copias formaban parte de un mundo predecible que ha dejado de existir. En la actualidad, en un entorno VUCA, se precisan personas originales y lugares seguros en los que las personas se puedan mostrar. Es el paso de la Meritocracia a la Talentocracia.
El tercer elemento del meme teal, la plenitud, sólo es posible si una persona encuentra las condiciones necesarias de seguridad para mostrar su vulnerabilidad y dejar aparcada su máscara social.
Si una persona o una organización no quiere que brilles, no merece estar en tu vida. No tienes que dejar de ser tú mismo para que otra persona se sienta cómoda. Para brillar sólo se requiere ser auténtico con la vida que quiere vivir en ti y estar dispuesto a ayudar a los demás. Sólo te debes a ti. La vida te la dieron a ti. A nadie más. Y sólo tú has de vivirla. No vivas la vida que otros quieren, sino la que quiere ser vivida en ti.
Seguridad psicológica
El desarrollo organizacional, sobre todo las metodologías ágiles, se ha convertido en una moda como panacea para crear equipos excepcionales. Muchos fracasan en el empeño. El primer requisito es la creación de lo que Google denomina seguridad psicológica, esto es, crear las condiciones necesarias para que las personas puedan ser ellas mismas, con sus luces y sus sombres, con sus bondades y defectos, con sus talentos y con sus fallos.
Es en ese ambiente de seguridad en el que brillan las personas, y lo demuestran al mostrar aportar compromiso, no dudan en preguntar si no han entendido, validan a los demás, abandonan culpar para centrarse en las soluciones, expresan gratitud al resto del equipo, se involucran, comparten de forma transparente la información y motivan con el ejemplo.
Pero nada da más seguridad que cada una de las personas de una organización sea auténtica: piensa, hace y dice en la misma dirección. Cuando notamos reservas o algo se esconde, cunde el efecto contagio y se recela.
En esto, la aportación del líder, del máximo responsable es crucial. Como es arriba es abajo. Una organización acaba pensando lo que piensa su máximo dirigente. La cultura de una empresa es un espejo de la forma de hacer y pensar de su principal líder. De ahí, la importancia de que sean los líderes los que dejen de pensar que todo gira alrededor de ellos y se pongan a disposición del resto de la organización.
Nueve pasos para lograr ser una persona auténtica
Para ser y pensar cómo nos propondría un Galileo organizacional, propongo estos 9 pasos. Son universales, porque, con el cambio de paradigma, cada persona es responsable de sí misma. Le toca la habilidad de responder de manera auténtica a las circunstancias.