Publicada el 4 de abril de 2022 en la Newsletter #5 de 'Liderazgo Colaborativo'.
Quiero confesarte un dilema interno. Me he preguntado mucho si la mejor forma de divulgar el liderazgo colectivo es compartir contenidos desde un canal unidireccional como una newsletter. Mi duda es si no se trata de otra forma de imposición, otro púlpito, como el tradicional liderazgo autoritario.
En estas cabilaciones, apareció en mi vida la distinción entre inteligencia conectiva e inteligencia colectiva, que nos propone Amalio Rey en El libro de la Inteligencia Colectiva, un texto lleno de sabiduría, que merece la pena ir saboreando de a poco en poco, como un buen licor añejo.
Inteligencia conectiva
Rey la define como “aquella que desarrollan las personas individualmente al conectarse a las redes de colectivas de conocimiento a las que acceden”.
El caso más habitual es cuando hacemos una pregunta en Twitter o en un foro, ya que estamos mejorando nuestra inteligencia individual gracias a los beneficios de participar en un grupo.
Inteligencia colectiva
“El espacio de agregación y decisión es el grupo porque el problema que se pretende resolver afecta a todos los individuos como grupo, es de naturaleza colectiva, y es en el grupo donde se construye la solución”, prosigue.
El ejemplo que propone Amalio Rey es una comunidad de vecinos que discute el presupuesto de gastos anual. Podría ser un círculo tratando de llegar a un acuerdo sobre algo que provoca tensión.
De manera que esta newsletter, como otras muchas de curación de contenidos, apela a la inteligencia conectiva, para expandir la inteligencia individual de sus lectores, mediante las conexiones creadas y gestionadas por cada persona.
“La inteligencia colectiva amplifica la inteligencia social, o sea, la capacidad de vivir en sociedad a través de nuestras lógicas articuladas desde lo colectivo”, concluye Amalio Rey.
Herramientas de inteligencia conectiva
Esta distinción me llevó a otra reflexión.
Estamos abordando el aprendizaje en este mundo digital, en el que el tiempo se acelera el doble cada década, de manera individual, desde la inteligencia conectiva personal de cada persona, pero no desde una inteligencia colectiva.
Toda la contribución que podría hacer recomendando artículos interesantes es la misma que la de un crítico gastronómico de un periódico de la era industrial.
Nos ahorra tiempo, nos avisa de lo que merece la pena. Así que los lectores pueden dedicar su tiempo de lectura a contribuciones que merecen muy mucho la pena. Por lo menos, a juicio del que las recomienda.
Aún así, me parece una aportación pobre.
Creo que el valor de la curación de contenidos sería mucho mayor si, además de recomendar lecturas (o publicar en Goodreads que acabamos de terminar un libro) y dar nuestra opinión, también se hiciera un pequeño resumen de lo que cuenta cada artículo.
De hecho, esta es la nueva moda: compartir los resúmenes de los libros.
Son francamente útiles: tienes las principales ideas e historias, si no te quieres leer todo el libro. Es lo que hacen autores como Michael Simmons o Nathaniel Eliason.
Claro que no todos dedicamos nuestro tiempo por completo a leer y escribir, o queremos crear un negocio del tipo ‘El rincón del Vago 2.0’.
La nueva necesidad de la gestión del conocimiento
Esto nos lleva a una nueva generación de herramientas digitales, como Notion, Obsidian o Roam Research, que ayudan a ordenar nuestros pensamientos. Las he estado utilizando en los dos últimos años y son francamente buenas para recuperar ideas.
Es lo que ahora se llama gestión del conocimiento y va de cómo sacar partido al tiempo que dedicamos a leer, evitando que se nos olvide rápidamente.
Son, ciertamente, una buena manera de mejorar nuestra inteligencia conectiva al establecer relaciones entre las notas que tomamos.
Pero, de nuevo, me falta la inteligencia colectiva. Podríamos aprender mucho más (y más rápido) si nuestras ideas se pudieran enriquecer con las ideas de otras personas. Algo así como mezclar Notion con Twitter. ¡Boom!
¿Cómo aunar la inteligencia con la colectiva?
Quiero compartir contigo una reflexión final y un descubrimiento.
Mi reflexión es que el buen aprendizaje en el nuevo mundo híbrido conjugará estos dos tipos de inteligencias. Todo lo que sea virtual debería dedicarse a la inteligencia conectiva. Y los encuentros presenciales, a aprovechar la inteligencia colectiva.
El descubrimiento es GLASP, una nueva herramienta digital que permite gestionar el conocimiento, compartir nuestras notas y beneficiarnos de los comentarios de otras personas. Algo así como crear un club de debate de cada uno de los artículos que leemos. Mola ¿verdad?
La toma de notas es mucho más sencilla. Solo necesitas subrayar lo que te parece más interesante, añadir tags y tus comentarios. Desde que la uso, he mejorado mucho la capacidad para hacer notas. Se hacen automáticamente.
Es como cuando lees en el Kindle lo que han subrayado otros lectores. Pero, no solo de libros, sino también de todo lo que lees en Internet. Y, con la posibilidad de comentar y abrir un debate.
Estoy enamorado de ella.
Además, he solucionado mi inquietud. Junto a cada enlace recomendado en esta newsletter, a partir de ahora aparecerá otro con mis notas particulares. Así, podrás saber las ideas que más me han llamado la atención, ahorrarte la lectura completa si quieres y hacer tus comentarios.
Y, lo bueno de la inteligencia colectiva, aprenderemos entre todos. Unos de otros. Ese es mi deseo.