Publicado el 30 de mayo de 2022 en la Newsletter #13 de 'Liderazgo colaborativo'.
Hay algunas cosas que no están funcionando en las formaciones online.
Hace unos años se impuso un modelo de autoformación basado en los MOOC’s, los Massive Online Open Courses, o cursos online gratuitos.
Es algo así como el Spotify o el Netflix de la formación.
Entras en una página web, como Udemy, y tienes miles de cursos a tu disposición. En muchos casos gratuitos y, en otros, a un precio relativamente bajo. Lo suficientemente atractivo como para que lo compres. Igual que comprarías un libro para tenerlo en la librería sin leerlo.
Razones por las que no funciona el aprendizaje online
- Copiaron el modelo de las redes sociales. Las redes sociales ganan dinero vendiendo nuestros datos. De manera que, cuanto más tiempo pasas en ellas, mejor te conocen y más pueden vender. La tecnología nos ha hecho cada vez más adictos. Pero, este modelo no funciona en educación. Las personas nos quejamos de que cada vez tenemos menos tiempo y queremos ir a tiro hecho a la hora de aprender, no tragarnos un montón de vídeos. El resultado es que 9 de cada 10 personas no acaban los Moocs.
- Fatiga de zoom. Las plataformas de videoconferencias tratan de repetir ese modelo aunque en tiempo real. Una persona habla y el resto escucha.
- No hay interacciones entre las personas. El modelo de aprendizaje sigue sin ser colaborativo. Creemos que para aprender tenemos que estar en solitario: leyendo, estudiando, viendo un vídeo. Y el aprendizaje más poderoso y memorable en realidad ocurre cuando hablamos con otras personas.
El nuevo aprendizaje online busca ser colaborativo
Hay otra forma de hacerlo que combina las clases invertidas, los foros online y el compartir los aprendizajes. Lo he practicado estos días en una comunidad de prácticas sobre blockchain, PivotDAO, y es la formación con la que más me he motivado en los últimos tiempos. Toda mi admiración y agradecimiento a su fundadora Hana Kanjaa.
- Dame antes lo que quieres que aprenda y ya lo leeré/descubriré a mi ritmo. Cada lección te llega por correo electrónico. Se resume lo más importante en un lenguaje sencillo pero sin ser trivial. Para quien quiera profundizar, se enlaza con vídeos de terceros en una selección muy cuidada.
- Lo practico. Cada lección suele acabar con un ejercicio para poner en práctica lo aprendido. Para que no sea solo un aprendizaje teórico, sino que también se experimente cómo se puede poner en práctica.
- ¿Alguien me puede ayudar con esta duda? Durante el curso está disponible un foro para plantear las dudas que aparezcan leyendo la información. En muchas ocasiones, el comentario de otra persona te ayuda a entenderlo. Es la versión online de ‘me voy a estudiar con un amigo/a para resolver dudas’. Mucho más fiables que ponerte a buscar en vídeos de Youtube.
- El curso paralelo. Además, el foro permite que las personas vayan compartiendo sus descubrimientos a lo largo del curso, como un vídeo que lo cuenta muy bien. O, simplemente, comenzar una discusión en grupo sobre algún tema.
- Un rato para compartir. La clase termina con una sesión online en la que se comparten dudas sobre los ejercicios, o se conversa sobre el contenido de la lección. Queda grabado para que lo puedan ver personas que no pudieron asistir.
- Aprender de otros. Si durante el curso se descubre que alguien sabe mucho de un tema, se le invita a compartirlo en alguna sesión online extra. En la próxima cohorte me han invitado a hablar de Sociocracia.
Lo mejor de todo, insisto, es que la interacción con otras personas te motiva a seguir aprendiendo. Si no lo has aprendido todo, siempre puedes volver a tomar el curso.
Un salto más
El siguiente paso a este esquema es lo que Josh Bersin ha bautizado como aprendizaje en el flujo de trabajo: acceder, de forma rápida y sencilla, a una respuesta, a una parte breve del contenido de aprendizaje mientras se trabaja.
La idea es bastante simple: dame la información que preciso en el momento que la necesito. Si es breve o sencilla mejor.
Vamos, la versión online de preguntar a una persona más veterana en el trabajo cómo se hace algo.
De manera que el aprendizaje online se mezcla con otras técnicas de conocimiento del usuario, como el customer journey y los famosos puntos de dolor.
Cuando has hecho algunas formaciones online sobre algún tema, descubres algunos patrones o dudas reiteradas, que puedes solucionar con un vídeo. Entonces, la automatización del aprendizaje, cobra sentido.
Para el resto, nada mejor que colaborar entre personas y repetir, repetir y repetir las cosas.