Solíamos hablar de tiempos VUCA (Volátiles, inciertos, complejos y ambiguos), pero lo que ha venido lo supera. Ha comenzado a irrumpir una nueva definición: BANI (Frágil, ansioso, no lineal e incomprensible). Particularmente, no me gusta. Me traslada la sensación del shock del año 20, en el que también emergió una gran capacidad de resiliencia humana. Prefiero mirar lo positivo.
Ciertamente, estamos en un tiempo bisagra entre algo pasado que se evidentemente colapsa y algo nuevo que no tenemos la certeza de qué será. Y así tiene que ser, porque no está escrito. Será lo queramos que sea. Algunos ya están trabajando para que sea Web3, crypto y metaverso.
Pero, creo sinceramente que será lo que queramos que sea. Así que la definición sólo sirve para hacer una distinción allá donde queramos poner foco. ¿Dónde quieres poner el foco? Así lo llamaras. Para mí, son tiempos de Descentralización, Autenticidad, Ligeros e Inclusivos. Como DALI, que es un pintor que me encanta. Pero, insisto, que la definición te ayude a subrayar la distinción que quieres aportar. Te explico cada una de las distinciones.
Perfil del tiempo, escultura de Salvador Dalí.
Descentralizados
La Era Digital avanza en oleadas que, como un péndulo, oscilan de la centralización a la descentralización. La idea es de Tim O’Reilly.
La Internet originaria era descentralizada. Surgió como un invento ante un ataque militar: millones de ordenadores en red que podían seguir comunicados entre sí, aunque una bomba destruyera parte de ellos.
Después llegó la ahora llamada Web2, cuando las nueve grandes BigTech han acaparado prácticamente la mayoría de los servicios digitales, que suelen ofrecer gratis a cambio de nuestros datos. Su táctica consiste, primero, en comprar startups antes de que se vuelvan competidoras y, segundo, ofrecer precios muy bajos para poder crecer y, luego, cuando ya no hay competencia, subir los precios para llevarse el negocio y el margen.
Como reacción a esta comercialización de nuestra privacidad y la falta de reparto de sus multimillonarios beneficios con sus usuarios, que al fin y al cabo son quienes las llenan de contenidos, ha surgido una tercera ola descentralizadora, conocida como Web3, y basada en la tecnología de la cadena de bloques. Ese es el movimiento en el que estamos ahora.
Este ciclo de vuelta a la descentralización busca recuperar el poder de los individuos, que han encontrado su referente ideológico en el libro El Individuo Soberano, que pronostica la pérdida de poder de los Estados-soberanos en detrimento de las personas.
Esta nueva reacción trata de superar el problema de los nuevos intermediarios digitales con una nueva economía de usuarios propietarios, mediante tokens y agrupados en Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO).
La clave de esta descentralización en la participación activa en pequeños grupos que tienen un propósito común. Avanzamos hacia un nuevo tiempo más de comunidades que de audiencias.
Auténticos
Definitivamente, nos dimos cuenta de los intereses ocultos de las personas e instituciones respetables de antaño: los numerosos casos de corrupción política y económica, el partidismo dócil y evidente de los medios de comunicación al poder, las acciones “buenistas” de RSC de las corporaciones para lavar su imagen. Ya sólo nos creemos a quienes predican con el ejemplo, quienes piensan, hablan y hacen en coherencia: “La confianza en los negocios ya no puede basarse en señales visuales de autenticidad, solo en pruebas de trabajo”.
Por otra parte, los negocios buscan rápidamente su automatización, lo que reduce la incertidumbre y la rentabilidad. Como reacción, surge una reacción, la de aquellos que encuentran el valor en el trato humano y en la exclusividad.
Es verdad que los grandes ejemplos inspiradores enseguida se copian y se replican por los acaparadores de beneficios, pero nos gustan los originales. Nos atrae lo genuino, las individualidades únicas.
Frente al low-cost, la calidad la aportan aquellos que usan su creatividad para aportar propuestas diferentes, más allá de la uniformidad fabril.
O creas o copias. Avanzamos hacia un tiempo menos industrial y más artesanal.
Ligeros
La vacuna española contra el Covid es una buena metáfora de seguir actuando según la Old School: se quiere hacer tan novedosa, compleja, ambiciosa, que cuando llegue al mercado muy posiblemente hayan dado por finalizada la pandemia. Es como llegar a la fiesta cuando se ha acabado.
La nueva forma de hacer es ligera. Para un mundo que cambia tan rápido, lo mejor es un equipaje liviano. No da tiempo a esperarse a probar. La informática lo lleva haciendo así hace años: todos los productos de la última década estaban en “beta permanente”. Los errores se hacían en producción.
Lo que se busca ahora es el producto mínimo viable, la comunidad mínima viable. Las aguas caóticas sólo se pueden franquear con una embarcación ligera, como los kayaks, muy rápidas a la hora de girar. Lo mejor para este tiempo nuevo, en el que nadie es experto, es ganar certezas rápidas a base de prueba y error.
Avanzamos hacia un tiempo más de probar que de planificar.
Inclusivos
Ninguna mente es capaz de aportar una respuesta en solitario a los nuevos tiempos. Las jerarquías sirven para contextos conocidos; para la complejidad actual se precisa horizontalidad. Las nuevas preguntas apelan a la inteligencia colectiva, sin sesgos, desde la multiculturalidad y la inclusividad. Lo único común es el propósito compartido.
Avanzamos hacia un tiempo menos uniforme y más diverso.